La respuesta del consumidor y la ayuda de las administraciones condiciona la apertura en este sector.

FUENTE: DIARIO DE IBIZA, 30 ABRIL 2020

César Navarro - Eivissa
Según los detalles que ha avanzado el Gobierno sobre su plan de desconfinamiento social y económico por fases, el 4 de mayo está prevista la apertura de «pequeños locales con cita previa para la atención individual de clientes», como peluquerías, dentistas, ópticas, floristerías o restaurantes para la recogida de pedidos. Y limitando el aforo. La falta de concreción, algo habitual en los anuncios del Ejecutivo, preocupa a los pequeños y medianos empresarios de una actividad que en las Pitiusas acoge a entre 400 y 500 negocios, según cálculos del responsable de este sector en la Pimeef, José Javier Marí.

Pero lo que más desasosiego provoca a estos empresarios es la falta de protocolos para garantizar la seguridad sanitaria de sus empleados, primero, y de los clientes que se animen a entrar en sus negocios previa cita, un condicionante difícil de entender para una ferretería o una carpintería, apuntan desde las patronales. Y eso ante una apertura que se generalizará para el comercio desde el 11 de mayo sin la obligación de la cita previa, si la situación sanitaria lo permite.
Cuesta arriba pese a las ganas

«Todavía estamos analizando la letra pequeña [del plan], pero podrían haber avisado antes porque no tenemos ni protocolos de seguridad, sólo recomendaciones. Y según el tipo de comercio, será un poco cuesta arriba pese a las ganas que tenemos de abrir», explica.

No obstante, una vez que tengan más información sobre las medidas de seguridad y la disponibilidad de producto, faltará conocer la ayuda que pueden recibir de las administraciones: «Habrá que ver qué medidas proponen para activar la actividad y generar consumo; entendemos que nada será como antes, pero el dilema es ése y estamos todos un poco pendientes». Marí advierte de que no todo el comercio subirá la persiana el 11 de mayo. «Si no se buscan fórmulas para activar el consumo, estamos hablando de que entre el 20% y el 30% de los negocios pueden cerrar lo que queda de año», alerta aportando previsiones de patronales nacionales.

Ante la falta de información sobre las medidas de seguridad sanitarias y hasta que lleguen las indicaciones de las administraciones, el sector se está fijando en los supermercados, principalmente. Pero Marí matiza que no todos los negocios son iguales: «Las tiendas de textil y calzado deben saber cómo desinfectar o cómo poner en cuarentena el producto que no se vende, por ejemplo, porque hay diferentes fórmulas y no podemos comparar las tiendas de barrio con multinacionales. Hay está la incertidumbre», insiste. «Interpretamos que lo esencial es que nuestro cliente se sienta seguro, pero antes debemos saber si podrán entrar en las tiendas y consumir, porque la economía está como está», advierte. Marí recuerda que hasta al menos julio el consumo será interno, y que la situación es «inédita, nunca habíamos vivido algo semejante».

Preguntado sobre la implicación de los ayuntamientos, teniendo en cuenta que son las administraciones más cercanas al comerciante, Marí responde que «tienen la voluntad de participar y ayudar, pero sí es cierto que a veces echamos en falta que las iniciativas se canalicen bien, pero es que tampoco sabemos exactamente qué vamos a necesitar» a partir de la apertura general el próximo 11 de mayo.

«Es una situación nueva para los comerciantes y se nos hace difícil ver las cosas desde una perspectiva positiva. Pero también es cierto que seguramente para la Administración también será difícil», concede el portavoz patronal.

En contacto desde la Pimeef
En cualquier caso, indica que desde la Pimeef están en contacto con las administraciones «para hacer oficiales nuestras peticiones y que estar reapertura sea lo menos traumática posible».

La apertura de este sector «con cita previa para la atención individual de clientes» provoca asombro en el vicepresidente ibicenco de la patronal CAEB, José Antonio Roselló. «Si necesitas unas tenazas, ¿me tienen que dar hora para comprarlas?», se pregunta este economista. «Esto chirría un poco. Parece que no acaba de estar la situación bien trenzada y aunque entiendo las dificultades, no sé si se ha creado un problema mayor al que ya existía», alerta Roselló.